lunes, 18 de agosto de 2008

La soledad


Adela, una joven separada y con un hijo de un año de edad, deja su pequeño pueblo natal para trasladarse a Madrid. Para salir adelante se busca un trabajo de azafata y se muda a un apartamento junto a Carlos e Inés, dos jóvenes muy agradables. Un atentado terrorista, mientras viaja en autobús, dejará su vida hecha añicos. A partir de ese momento deberá encontrar la fuerza para regresar a una vida normal.

Antonia, tiene un pequeño supermercado de barrio. Lleva una vida bastante tranquila junto a su novio, Manolo, y sus tres hijas: Inés, Nieves y Helena, la mayor. Sin embargo, poco a poco, su placentera vida empieza a tambalearse. Primero, los médicos detectan un cáncer incipiente en su hija Nieves. Más tarde, la ya tensa relación entre sus hijas se complica aún más cuando Helena le pide prestado dinero a su madre para comprarse un piso en la playa.

















premios y festivales

IFF Cannes 2007 - Un certain regard
IFF Edimburg 2007 - Competición Oficial
IFF Bruselas 2007 - Competición Oficial
IFF Haifa 2007 - Competición Oficial
IFF Toulouse 2007 - Competición Oficial
IFF San Sebastián 2007 - Made in Spain
IFF Pusan 2007 - Competición Oficial
IFF Quito 2007 - Competición Oficial - Premio de la Crítica
IFF Tesalónica 2007 - Competición Oficial
Premios Goya de la Academia 2008 - Mejor Película, Mejor Director (Jaime Rosales) y Mejor Actor Revelación (José Luis Torrijo)
Premio Círculo Escritores Cinematográficos 2008 - Mejor Director (Jaime Rosales)
Premio Fotograma de Plata 2008 - Mejor Película
Premio Unión de Actores 2008 - Mejor Actriz (Petra Martínez) y Mejor Actriz Revelación (Sonia Almarcha)
Premio Sant Jordi 2008 - Mejor Película
IFF Verona 2008 - Premio Rosa d’oro Schermi d’Amore – Calzedonia - Mejor Película

“...esa emoción se transforma en una necesidad de hacer una película;en compartir con el espectador una serie de inquietudes, una cierta angustia también. La muerte está, de alguna manera, en el centro de esa angustia.”



















críticas

Un reparto sobresaliente contribuye a hacer del resultado algo tan inusual que debe ser llamado por su nombre: una obra maestra.Jordi Costa, EL PAIS

****Una película de mirada múltiple que destila autenticidad, emoción y sabiduría cinematográfica y humana.Alberto Bermejo, EL MUNDO

*****Espléndida lección de ascetismo.Sergi Sánchez, LA RAZÓN

La soledad es una obra muy por encima de la media del cine español. Que emociona y divierte, obviando lugares comunes.Lluís Bonet, LA VANGUARDIA


Con solo dos películas, el director Jaime Rosales ha conseguido algo que otros cineastas no consiguen en toda su filmografía: afianzar un estilo.Oti R. Marchante, ABC


Una obra inmensa, imborrable, hermosa y llena de dolor que fascinará a todos los que crean en el cine como espejo-de-la-vida.David Bernal, ON MADRID

Una gran película.Fernando Franco, DIARIO DE LEVANTE

Me gusta y me conmueve esta película tan rara. Si Las horas del día me hacía pasar miedo y sentirme mal, La soledad me inyecta comprensión y piedad. Rosales ha elegido un camino difícil, posee estilo, no es un impostor con pretensiones ni un vendedor de humo prestigioso.Carlos Boyero, EL MUNDO

****1/2Una obra valiente, vital y sin fisuras que desentraña cuestiones ajenas a nuestro imaginario cinematográfico. Un fresco poliforme de acerada y brillante promiscuidad visual.Lolo Ortega, CINEMANÍA

****Esta no es una película cómoda, pero sí es una película estimulante. Esta no es una película para comer palomitas, pero sí una película para digerir ideas: ideas visuales, ideas formales, ideas humanas.Nuria Vidal, FOTOGRAMAS












****1/2Un cine capaz de radiografiar las carencias del alma con imágenes tan penetrantes como austeras, tan coherentes como precisas. Un cine de gran envergadura para un horizonte de futuro.Carlos F. Heredero, CAHIERS DU CINEMA

*****El trabajo creativo del autor de Las horas del día en la elaboración del guión y los personajes, como en la investigación sobre las posibilidades del espacio fílmico, el tempo narrativo, la puesta en escena y la dirección de actores, es apasionante.Fernando Méndez-Leite, GUIA DEL OCIO

La sabiduría de este director nos recuerda al primer Polanski, Rohmer o Loach.Edmon Roch, GUIA DEL OCIO

















Es evidente que en Las señoritas de Avignon de Pablo Picasso y en La soledad de Jaime Rosales habita una disposición intelectual semejante. Se trata del mismo esfuerzo reflexivo sobre la imagen y su forma o, si se prefiere, de la misma distancia personal ante el relato y sus arquetipos. (…) Hay tantas cosas en La soledad que no cabe ni enumerarlas.Juan Zapater, DIARIO DE NOTICIAS

La soledad, de Jaime Rosales, es una de las mejores películas que he visto en varios años, sin distinción de origen. Creo, sin cortarme, que es una de las mejores películas del nuevo milenio. Creo también que, para el cine español es, por supuesto, un hito que se podría colocar, sin problemas, junto a, por ejemplo, El espíritu de la colmena.Manuel Hidalgo, EL MUNDO




Dirección: Jaime Rosales.
País: España.
Año: 2007.
Duración: 130 min.
Género: Drama.
Interpretación: Sonia Almarcha (Adela), Petra Martínez (Antonia), Miriam Correa (Inés), Nuria Mencía (Nieves), María Bazán (Helena), Jesús Cracio (Manolo), Luis Villanueva (Carlos), Luis Bermejo (Alberto), Juan Margallo (padre), José Luis Torrijo (Pedro), Carmen Gutiérrez (Miriam).
Guión: Jaime Rosales y Enric Rufas.
Producción: José María Morales, Jaime Rosales y Ricard Figueras.
Fotografía: Oscar Durán.
Montaje: Nino Martínez Sosa.
Dirección artística: Ion Arretxe.
Vestuario: Eva Arretxe y Asun Arretxe.
Estreno en España: 1 Junio 2007.









http://es.youtube.com/watch?v=bCwSAZ4gxgE







“Somos seres duros y sensibles, pero al final, nuestra dureza supera nuestra sensibilidad. La película retrata momentos de dureza y momentos de fragilidad en la vida de los personajes. Al final, la vida continúa siguiendo su curso a través del tiempo.”

domingo, 17 de agosto de 2008

BUIKA


Buika se desnuda en su tercer álbum “Niña de Fuego” y la portada es lo de menos. Buika se despoja de telas y vestidos con los que se adornan la mayoría de los discos y nos deja a solas con los sentimientos. http://es.youtube.com/watch?v=OuIcWxTPlR4

Buika ha cultivado el arrebato durante toda su carrera. Nació en Palma de Mallorca en 1972 donde vive su familia originaria de Guinea Ecuatorial. De su madre aprende a escuchar a las grandes voces del jazz, pero desde la ventana de su casa y por la radio se cuelan las coplas de toda la vida y en la calle se pega el quejío flamenco que quedará definitivamente impregnado a su piel.

































http://es.youtube.com/watch?v=OVUKh3mSLgo

Canta en bares y clubs de Mallorca, graba varios temas house, colabora con La Fura del Baus en “Ombra“. En el 2000, no se acuerda muy bien como y por qué, llega a Las Vegas, donde trabaja en casinos como doble de Tina Turner y The Supremes y donde es invitada por la dama del jazz Rachelle Ferrell, a cantar en el Club Blue Note.









http://es.youtube.com/watch?v=dB6DniNHeU0

DISCOGRAFÍA

Buika
DISCOGRAFICA: Dro Atlantic

Mi Niña Lola
DISCOGRAFICA: Dro Atlantic - Casa LimónEs una producción dirigida y realizada por:Javier Limón
PREMIOS:Premios Musica 2007:>> Mejor Album canción española: “Mi niña Lola”>> Mejor Productor Artístico: “Mi niña Lola”

Mi Niña Lola - DVD
DISCOGRAFICA: Dro Atlantic - Casa LimónEs una producción dirigida y realizada por: Javier Limón
Reedición con DVD en directo en "El Candela".

Niña de Fuego
DISCOGRAFICA: Dro Atlantic - Casa LimónEs una producción dirigida y realizada por: Javier Limón

http://es.youtube.com/watch?v=1RjMw58Rd_o









Se instala en Madrid y en su primer disco demuestra las infinitas posibilidades de sus talentos. En el estudio de grabación le gana el pulso a cuatro productores empeñados en imponer un estilo reconocible. Ahora sabemos que es imposible resumir su carrera en una línea, pero abre la boca y sabes que no hay otra cantante igual.
http://es.youtube.com/watch?v=BnFwvsM4h1w

Con su segundo disco “MI NIÑA LOLA” producido por Javier Limón recibe el crédito, el reconocimiento y los premios (Mejor Producción Musical y Mejor Álbum de Canción Española de los premios de la música; premio de la crítica fonográfica alemana, etc), llegan los grandes festivales y las críticas apasionadas que acaban con los adjetivos y con la gente que sale sin aliento de sus conciertos.
BUIKA se convierte en su tercer álbum en "Niña de Fuego" y Javier Limón vuelve a tomar las riendas de la producción. En este álbum BUIKA vuelve a visitar la copla, viaja por primera vez a la ranchera y canta temas inéditos compuestos por ella misma y por Javier Limón. Canciones de amor y sobre todo de desamor. BUIKA canta sus vivencias personales en letras que Javier Limón compone especialmente para ella, y en letras propias, nacidas de largas noches de insomnio y soledad en las numerosas giras que realizó el pasado año.

http://es.youtube.com/watch?v=Lv4D5glbdx0

http://es.youtube.com/watch?v=b8Wif1QhcFc

Dicen por ahí que BUIKA canta coplas, pero no es verdad, BUIKA se mete dentro de las coplas, las vive, estruja las palabras, se bebe las emociones y las grita entre susurros.

Aquí canta “LA FALSA MONEDA”, la que de mano en mano va... y ninguno se la queda. Y canta “LA NIÑA DE FUEGO“ que es de Quintero, León y Quiroga, los tres jinetes de la copla, esas canciones que nos enseñaron con lunares coloraos y caracolillo en la frente.

http://es.youtube.com/watch?v=kZ4Zxu6LrS4




“MIENTEME BIEN” es una ranchera escrita por Concha donde se mezclan tequila, sal y tripas. Sin mariachis ni sombreros charros. BUIKA canta, sola, con el piano Iván “Melón” Lewis. Este tema lo compuso BUIKA una noche de despecho, cuando Chavela - recién llegada a Madrid para cantar en el Teatro Albéniz, después de escucharla susurrar "Ojos Verdes" a capella en una tarde calurosa de la Residencia de Estudiantes, decidió no invitarla a su escenario. Concha lloró como solo ella puede llorar... y de su llanto surgió esta ranchera.

http://es.youtube.com/watch?v=lilPdthQNAM






“VOLVER, VOLVER”, de nuevo la ranchera, y de nuevo no hace falta mariachis, sólo una guitarra y la trompeta de Carlos Sarduy. Una sola ranchera es un guiño... Dos rancheras, es una declaración de intenciones. Después del primer encuentro, en el mes de Octubre de 2.007, BUIKA fue invitada a cantar en el Festival de Guanajuato de México. Ahí volvió a coincidir con Chavela, que asistió a su concierto en el Auditorio de México embelesada por la voz de Concha y al acabar el concierto la declaró su heredera... su "hija negra"... Con “Volver, Volver”... Buika pretende rendir un tributo a la dama del poncho rojo.
http://es.youtube.com/watch?v=gnVEzC5bxeg



Javier Limón compone “CULPA MÍA” y BUIKA canta con ese duende imposible de aprender en las academias la primera de las bulerías del disco; “ÁRBOLES DE AGUA” con aires de las composiciones de Falla tan frondosas como los jardines de Generalife y “NO HABRÁ NADIE EN EL MUNDO” una rumba de esas en las que la apuesta es de todo o nada.
http://es.youtube.com/watch?v=umnDIavFKBo

































“VOLVERÁS” es un tema que BUIKA escuchó un día en Casa Limón, y lo hizo suyo en el primer concierto que dio en París, componiendo una intro que ya forma parte del tema. En el estudio Horacio el Negro aborda este tema pintando con su batería un traje a la medida de la voz de BUIKA.

“LA NIEBLA” es una letra de David Trueba, BUIKA le pone música.
“MENTIROSA”, es una rumba que canta al desamor. Fue compuesto por BUIKA en una noche de insomnio en Tokyo. La mano firme de la batería de Horacio “el Negro” Hernández mece la orquesta al completo para que las voces de Concha se desboqueen.
El disco termina con un duo a piano y voz firmado por Javier Limón... "HAY EN LA LUZ".

miércoles, 19 de diciembre de 2007

B.S.O. ALMODÓVAR

CD 1

Tajabone (Album Version) - Ismaël Lo
http://www.youtube.com/watch?v=H6o62hySbDM
Cucurrucucú Paloma - Caetano Veloso

http://www.youtube.com/watch?v=RxMD2tiY6ng
Luz de luna - Chavela Vargas

http://es.youtube.com/watch?v=duVaGM_JsME
Tonada de luna llena - Caetano Veloso

Ne me quitte pas - Maysa

http://www.youtube.com/watch?v=v-AEzc_pM7Q
Lo dudo - Los Panchos

http://www.youtube.com/watch?v=-yuGpAZ17Wo
Espérame en el cielo - Mina

http://www.youtube.com/watch?v=yO9YV9DNiKI
La Bien Pagá - Miguel de Molina

http://www.youtube.com/watch?v=u1HqpVdtpQw
Quizás, quizás, quizás - Sara Montiel

http://www.youtube.com/watch?v=5q3YH4Ysnwk
Puro teatro - La Lupe

http://www.youtube.com/watch?v=PE6YBdqC5So
Soy infeliz - Lola Beltrán

http://www.youtube.com/watch?v=16ye7QTYClo
Por toda a minha vida - Elis Regina/António Carlos Jobim
Soy lo prohibido - Olga Guillot
La cumparista (The Masked One) - Xavier Cugat
Las espigadoras (La rosa del azafrán) - F. Delta


CD 2
Un año de amor - Luz
http://es.youtube.com/watch?v=vSoslKcjToE
Piensa en mí - Luz

http://es.youtube.com/watch?v=83b_KNcduOk
En el último trago - Chavela Vargas

http://es.youtube.com/watch?v=mVQvXyfBsyM
Encadenados - Lucho Gatica

http://www.youtube.com/watch?v=_bzDscak46g
Sufre como yo - Albert Pla

http://es.youtube.com/watch?v=nBwY4q145WY
A Good Thing - Saint Etienne

http://es.youtube.com/watch?v=_ENL6WUxAK0
Gran Ganga - Almodovar & McNamara

http://www.youtube.com/watch?v=zNqgGPY8Ob8
Where Is My Man - Eartha Kitt

http://www.youtube.com/watch?v=abMx3EoXCr0
Resistiré - El Dúo Dinamico

http://www.youtube.com/watch?v=brKOsan4D3M
Volver - Estrella Morente

http://es.youtube.com/watch?v=cFr4zI2tcyY
El rosario de mi madre - Duquende con Manzanita
Se nos rompió el amor - Bernanda/Fernanda de Utrera
Voy - Bambino
Cuando nadie te quiera - Bambino




















"Las canciones tristes no me ponen triste... me dan mucha euforia"

ELSA FERNÁNDEZ-SANTOS -
EL PAÍS. Madrid - 12/12/2007

Albert Pla susurra Sufre como yo, Chavela Vargas se desgarra con El último trago, Maysa Mataraso hace una versión estremecedora del Ne me quitte pas de Jacques Brel y el Dúo Dinámico lanza ese rítmico himno a la esperanza: Resistiré. Las canciones de las películas de Pedro Almodóvar claman venganza, ahogan los recuerdos en alcohol o proclaman que este amor será y es el único. Forman parte de la narración, de lo que pasa por las tripas y los corazones de sus personajes, que cantan con ellos para hacer suyos lamentos, deseos y nostalgias.

"La música en mis películas nunca es música de fondo, es parte activa, una entidad dramática tan importante como el diálogo", explica el cineasta.

Almodóvar rememora su cine a través de estribillos. Suena Lo dudo, de Los Panchos, en La ley del deseo: "El personaje de Antonio Banderas sabe que ése será su último polvo con Eusebio Poncela. Ellos escuchan la canción en la cama y en la calle lo hace Carmen Maura. La canción les habla a los tres". En Matador, Mina interpreta Espérame en el cielo: "Escuché la versión de Mina mientras rodábamos y fue una revelación. Con la canción el final adquiría un nuevo significado".

"Yo siempre estoy escuchando música, mis amigos músicos me tienen al día y yo me compro todo lo que puedo, me leo las recomendaciones de todas las revistas, incluidas las no recomendables. Tengo pilas y pilas de discos, un 80% acaba en el almacén de la oficina, pasto de atrezo para las películas. Pero hay muchas cosas nuevas que me gustan". Como no puede escribir escuchando música, su sobrino le prepara para trabajar unos CD de "down tempo o buen tecno, de ese que no deja huellas en las neuronas. No se puede escuchar un bolero y escribir. Es demasiado figurativo".

"La música no se acaba nunca, me faltan películas para tantas canciones. Tengo muchos temas pensados para el futuro: uno de Cat Power, otro de Werewolf, una bossa de Luis Bonfá y alguno de esas cantantes y grupos herederos de la chanson, como Feist o Nouvelle Vague".

Es inevitable citar a una de sus musas: "A Chavela la descubrí cuando lo único que me preocupaba era el pop y mi vida era absolutamente popera. Yo estaba todo el día con los New York Dolls y la Velvet cuando aparecieron Nina Simone y Billie Holiday. La música de mi casa era genial: mezclaba Prince con Olga Guillot. Y Chavela con Nico".

Del cine musical sólo reconoce una fobia ("¡Siete novias para siete hermanos! Es que no puedo con ella") y decenas de filias. Recuerda su propio "experimento": Tráiler para amantes de lo prohibido, un musical que realizó para el programa La Edad de Oro de Paloma Chamorro. "Los actores dejaban de actuar y se ponían a cantar, duraba 20 minutos y fue muy divertido".

De los cineastas que admira y que mejor utilizan la música apunta a un puñado, "aunque seguro que luego me acuerdo de muchos más": Clint Eastwood ("qué delicadeza, siempre tratando de no romper la imagen. Tiene un gusto exquisito"); Theo Angelopoulus ("mano a mano con Eleni Karaindrou"), Kieslowski ("¡Qué director de dramas!, el mejor de los últimos años"), Tarantino, David Lynch... "Y, por supuesto, las parejas que formaron Nino Rota-Fellini, Bernard Herrmann-Hitchcock y Mancini-Blake Edwards".

Sobre su relación con sus propios directores de música recuerda su ruptura con Bernardo Bonezzi: "En Mujeres al borde de un ataque de nervios se negó a poner Puro teatro y Soy infeliz. Y yo no cedí, durante tres años ni nos hablamos. Y en Átame, Ennio Morricone se negó en rotundo a que pusiera Resistiré". Desde La flor de mi secreto su cómplice musical es Alberto Iglesias: "Alberto no tiene ningún ego, está al servicio de la película. Si impongo una canción tengo su convicción y su aprobación. Sabe que no son decisiones caprichosas".

Y entre canciones, un intenso ruido acecha desde hace unos meses la vida de Almodóvar. Un misterio, dice, llamado Tinitus Acufeno: "Hay gente que ha llegado a suicidarse al no soportarlo. Yo me hice todo tipo de pruebas, por si era un tumor u otra cosa, pero nada. Es algo diabólico. Un pitido que sólo existe para mí. Así que desde que me levanto hasta que me acuesto tengo puesta música en casa. Música para todos los momentos. Y tengo una recomendación: para cualquier tarea doméstica hay que ponerse una banda sonora, la música narrativa da intensidad a lo que haces. Y la rutina más banal, pasar por el pasillo, se convierte en otra cosa".

viernes, 7 de diciembre de 2007

THE CABRIOLETS







R&B / Soul / Pop
Madrid, España
Miembros del grupo
Bimba Bosé - David Unison - Diego Postigo - Diego García (guitarra) - Alexis Fernandez (teclados) - Maika & Ladis Sitte (coros)





Influencias
Raphael Sadiq, Amp Fiddler, Alicia Keys, Caetano Veloso, Mary J Blige, Keziah Jones, Michael Jackson, Ella Fitzgerald, Stevie Wonder, Fania All Stars, La Lupe, Funkadelic, The Meters, T-Rex, Aretha Franklin, Thelonius Monk, Miles Davis, Sly and Co., Chaka Khan, George Michael, Arto Lindsay, Dwele, Omar, Cody Chestnut, Beastie BOys, Dead Prez, Eryka Badu, Al Green, Snoop Dogg, Bob Marley, Pink Floyd, The Pharcyde, Digable Planets, A Tribe Called Quest, Charles Mingus, Fela Kuti, Bambino, Mina, Mos Def, Ocho, Chet Baker, Outkast, Vinicius de Moraes, Joao Gilberto, Gilberto Gil, Tom Zé....

viernes, 23 de noviembre de 2007

FERNANDO FERNÁN GÓMEZ

Querido Fernando

ANTONIO MUÑOZ MOLINA 22/11/2007

Fernando Fernán-Gómez era un hombre tímido y tierno de corazón al que le tocaron vivir unos tiempos muy oscuros en un país muy áspero. Era de esas personas que de algún modo preservan en la vejez la actitud ante el mundo que se les quedó fijada al final de la infancia. Uno lo veía, con sus grandes barbas rojizas, con sus andares torpes, y podía ver fácilmente al chico de las fotografías tomadas en la época de la guerra, el muchacho flaco, larguirucho, ilusionado ante las cosas y también amedrentado por la brutalidad de los seres humanos, con la delgadez del que crece muy rápido y además pasa necesidad, porque ha tenido la mala suerte de que su adolescencia coincide con la guerra. Si escribió mejor que nadie sobre el Madrid de entonces -en Las bicicletas son para el verano, en sus incomparables memorias- fue porque lo hizo a través de la mirada y la memoria de ese chaval que era entonces, a quien el infortunio de los tiempos le interrumpió el bachillerato y la vida, demasiado joven para actuar de militante, de comparsa o de carne de cañón, pero ya con el uso de razón suficiente para observar las cosas con una agudeza melancólica que mantuvo siempre, con una mirada de muchacho aficionado a la lectura y a las ensoñaciones, con una intuición prematura de las limitadas posibilidades que se iban a ofrecer a alguien como él en un país como España.

Tenía una intensa vocación literaria, pero se hizo actor por las causalidades de la vida más que por seguir el ejemplo de su madre, que influyó tal vez en él menos que su abuela. Le sobrevino de pronto una improbable celebridad de estrella de cine, que no se avenía nada con su carácter, pero que le permitió disfrutar de una notable prosperidad con acentos de bohemia de artista en una época general de penuria, en el Madrid de los cabarets y los primeros edificios modernos de los años cincuenta. Fue un galán raro igual que había sido un niño raro. Siendo tan tímido, la fama lo incomodaba, alimentaba su aprensión de no encontrarse nunca en el sitio que le correspondía. Había sido un niño alto y pelirrojo entre bajitos y morenos, un hijo de cómica sin padre en una época en la que esas cosas importaban mucho. Se hizo adulto y triunfó en el teatro y en el cine y la inseguridad no cesaba. Entre los actores era un literato; entre los literatos, un cómico. Hacía muy bien demasiadas cosas distintas para un país de mentalidades poco flexibles, de escasa generosidad y posibilidades estrechas. En cada oficio que tocó tuvo al menos un logro magistral: como director de cine, El extraño viaje; como autor teatral, Las bicicletas son para el verano; como novelista, El viaje a ninguna parte; como autor de memorias, El tiempo amarillo. Y pocos escritores de periódico ha habido tan constantes y tan originales como él.

Y sin embargo no se sentía seguro. En casi todas partes tenía el desasosiego del advenedizo, y también el escepticismo de quien ha visto y vivido demasiados sobresaltos. Agradecía el cariño y era hosco y descreído hacia esos homenajes españoles que sobrevienen en forma de chaparrón y no son incompatibles con el desdén murmurado y la malevolencia.

Era tan tímido que las primeras veces que iba a la Academia quedábamos un rato antes en alguna esquina próxima para entrar juntos. Con la asistencia benévola y novelera de Emma Cohen, aquel encuentro previo requería una preparación como de cita de espías: la hora exacta, unos minutos antes del comienzo de la sesión, el lugar preciso, no en la misma puerta pero tampoco lejos. Yo esperaba en la esquina y el coche negro que los traía a él y a Emma se paraba en la esquina. Subíamos del brazo la acera de la calle Felipe IV, y cuando por fin entrábamos él apretaba el mío, en parte para apoyarse por la debilidad de sus piernas, en parte por aquella sensación antigua de sospecharse fuera de lugar. No me costaba nada imaginarlo muchos años atrás, en un aula de la escuela o del instituto o en uno de los primeros teatros en los que tuvo trabajo, el nuevo que no quisiera llamar la atención y en el que sin embargo todos se fijan, el que lo observa todo con la atención entre deseosa y escéptica de los que no ocupan un lugar seguro en el mundo. Pocas personas conozco capaces de despertar




Fernando Fernán-Gómez visto por Sciammarella. 22.11.07


Un jueves con aguacero

Javier Rioyo 25/11/2007


Cuando salimos del Teatro Español, un jueves con aguacero, un funeral sin oraciones, sin blasfemias, imaginamos lo que nunca vivimos. Allí, un niño larguirucho en años republicanos, un niño con la sonrisa abierta ante la iluminación que se acercaba en forma de una hermosa mujer. Una cómica llamada Carola Fernán-Gómez. El hijo de una cómica y de padre desconocido estaba destinado al juego de decir versos y hacer versos. De decir textos y de escribirlos. El niño se hizo cómico. Y el hombre conoció a otras mujeres que le hicieron sonreír, a veces. Y conoció a gentes que le hicieron blasfemar, a veces. Creció, y la voz se le puso ronca de voces nocturnas y de whiskys mudos.

Salimos de ese teatro, un jueves con aguacero; miramos a esa plaza y volvimos a ser niños con una bicicleta en los veranos. La misma plaza de tantos veranos. Una plaza donde Hemingway bebió y blasfemó. Donde Marisa Paredes soñó con ser cómica. Una plaza de cómicos, toreros, porreros y otras faunas en un lugar de Madrid que conoció las juergas. Una ciudad que trasnochaba para olvidar que una vez tuvo un millón de cadáveres. El niño republicano en la guerra esperaba la llegada del ejército franquista y llegaron. Y mandaron, rezaron por fuera, blasfemaron por dentro. Consiguieron que Fernán-Gómez, y la mayoría de los cómicos y sus alrededores, se pasara al bando derrotado, desarmado y no vencido. Y aquel Madrid, tan oscuro e injusto, fue una fiesta que supo disfrutar ese actor que salió de los trenes que viajaban a ninguna parte. Tiempo amarillo en el que supieron divertirse gentes dignas que blasfemaban por fuera y rezaban por dentro. Como Fernán-Gómez y su pandilla. Lo contrario de los ganadores.

Una de aquellas noches, en esa plaza, en un lugar llamado Villa Rosa que aún existe -uno de los lugares de las juergas, los vinos y las mujeres de un dictador llamado Primo de Rivera-, Fernán-Gómez y su colega Estelrich se encontraron con un grupo en el que iban Ava Gadner, Frank Sinatra, Luis Miguel Dominguín y Lola Flores. La juerga continuó en casa de Lola. En el camino se quedó Sinatra; había cantado Stormy weather y andaba atormentado.

El larguirucho Fernando creyó que podía ligar con esa diosa, terrenal y bebedora, llamada Ava. El cómico no hablaba inglés y la actriz se ayudó de un amigo bilingüe que transmitió sus palabras: "Dice Ava que si usted tiene ganas de joder, ahí tiene a mi mujer, que está siempre dispuesta".

Y el cómico fuese y no hubo nada. Se dedicó a otras mujeres. Otras obras, otros poemas. Nunca ganó el Loewe, pero publicó sus poemas en la misma editorial. En la noche del Premio Loewe, así que pasen 20 años, recordamos unos versos de Fernán-Gómez: "¡Señor, / dame la blasfemia / como a Job!".




El lujo fuiste tú

DAVID TRUEBA
EL PAÍS. 22/11/2007

Disculpen, pero la noticia no es que Fernando Fernán-Gómez haya muerto, sino que haya existido. Y puede que la pena arrase a los que lo conocieron o a los que lo admiraron, ya fuera en la escena, en la pantalla o en la página escrita. Pero háganme caso, nada puede enturbiar el lujo de haberlo disfrutado, la suerte mayúscula de los que coincidimos en el tiempo con sus seis décadas de ininterrumpida presencia en el mundo del espectáculo.

Muere quien es, sin duda, la más importante personalidad de la historia del cine español. Las necrológicas se quedan ridículamente pequeñas. Las glosas raquíticas. Brillante, insumiso, apabullante talento sostenido hasta el último día por una cabeza prodigiosa.

Deja huérfanos amores, hijos, amigos, conocidos, colegas, admiradores, pero, y esto es lo más triste, deja huérfano a un país que no está para permitirse el lujo de derrochar seres irrepetibles. Pienso en Emma Cohen, su compañera y cómplice; también en Manolo Aleixandre, su primer amigo en el teatro; la Asquerino; tantos...

Tantos podrían hablar de lo que Fernando significó para ellos. En el oficio fue el espejo en el que nos mirábamos, el orgullo secreto cuando venían mal dadas y todo se tambaleaba. Miren, nunca jugó al personaje popular ni al cariño fácil. Tuvo siempre discurso propio y lo que los demás esperábamos acerca de cualquier asunto era saber: ¿y de esto qué piensa Fernán Gómez?

Cuando dejó de salir por las noches, se llevó la tertulia del café a casa. Agarrado a un whisky jamás pontificó, sino que buscó la intimidad de un teatro entre amigos. Porque dedicó a la amistad sus mejores destellos. Nunca Luis Alegre y yo podremos agradecer lo suficiente al actor Juan Diego que nos llevara a su casa una Nochevieja hace 17 años y nos presentara como dos cantantes callejeros de Zaragoza en busca de dinero para pagar la pensión. Aquella fue la entrada en un privilegio que quizá ni nos merecíamos. Cómo contar su don para la conversación. Amaba el lujo, pero el lujo era él.

Sentimental disfrazado de ogro, a Fernando le divertía que se conociera su mala leche. Era su escudo antiplastas. Pero el brillo de sus ojos cuando algo lo emocionaba, lo excitaba, el centelleo juvenil ante la belleza femenina, la pícara sonrisa para servirse un vaso más o celebrar la ocurrencia o el disparate de algún contertulio, se convierten hoy en tesoros que los allí presentes guardaremos como alguna de las cosas más preciadas de nuestra existencia.

Pero no se aflijan, que deja para los que vengan detrás una obra plena y contundente. Dirigió películas como La vida por delante, El mundo sigue, El extraño viaje, El viaje a ninguna parte y le puso cara y voz al cine de nuestro país. Escribió una de las obras fundamentales del teatro contemporáneo, Las bicicletas son para el verano, y un libro básico en la literatura memorialista, El tiempo amarillo. Fue el protagonista de la aventura de la palabra en el siglo XX, así tituló su discurso de entrada en la Academia de la Lengua, porque pocos han tratado tan bien la palabra como él.

Le gustaba el flamenco, el jazz, la literatura de entreguerras y el tango. Su favorito era Caminito, un canto a la huellas que el tiempo se encarga de borrar. Puede descansar tranquilo, tardará mucho en borrarse su largo viaje por esta tierra. Sé que le fastidiaba enormemente morirse, pero, querido Fernando, no te puedes imaginar cómo nos duele a nosotros. Buen viaje, amigo.

Fernán-Gómez

Francisco García Castro - Estepona, Málaga –
EL PAÍS. 23/11/2007

Cómico, galán, escritor, pícaro, anarquista, Fernando Fernán-Gómez, actor, el último animal escénico del siglo XX español, el último actor de oficio e intuición, el último cineasta artesanal y clásico, el último narrador cervantino. Fernando Fernán-Gómez no cuajó en un género o una disciplina, Fernán-Gómez lo hizo todo y bien: teatro, cine, literatura, periodismo, tele, nada detuvo su personalidad desbordante, su arrolladora creatividad, su genio y su mal genio.

Fernán-Gómez abarca el siglo XX entero y cada generación recordará del maestro una cosa diferente. Los maduros de ahora, aquellas películas coloreadas del franquismo en que interpretaba a un galán irónico y pelirrojo. Los jóvenes de hoy recordarán la inconfundible voz del Quijote en los dibujos animados de Cruz Delgado; El viaje a ninguna parte, canto del cisne de los cómicos de siempre, los abnegados actores que realmente vivían la escena por los pueblos de España; la interpretación en El abuelo de Garci, tan literaria y llenas de ecos galdosianos; la inolvidable actuación en La lengua de las mariposas, donde Fernán-Gómez muestra la trágica sensibilidad del republicanismo español en tiempos de guerra y, finalmente, el epílogo genial de David Trueba, La silla de Fernando, en la que sólo un primer plano del protagonista sostiene una película llena de emociones, inteligente y lírica.

Fernando Fernán-Gómez inició su viaje a ninguna parte; decía el maestro que el día que terminó la guerra él lo celebró andando todo un día o dos hasta salirse de los confines de Madrid, caminaba a ninguna parte, hacía camino al andar, sin un destino, "ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar".- José Aurelio Martín Rodríguez. Cádiz.












Júpiter es inmortal

RAFAEL ÁLVAREZ, EL BRUJO 22/11/2007

Era Júpiter tonante que blandía el rayo de su voz. Un dios del Olimpo, el padre de los dioses del talento. Yo le tenía tanto respeto que me azoraba cuando estaba delante de él. Me ponía nervioso, tímido, me volvía torpe. Le admiraba profundamente y contemplaba siempre su figura con sumisa reverencia, como quien contempla un monumento. Fernando era un monumento. Cuando él hablaba, yo escuchaba como un cachorro estremecido ante el rugido imponente del jefe del clan, el patriarca, el rey de la manada.

Mi propio instinto de actor, de cómico como diría él, me hacía reconocerle como algo vivo y sagrado: el antepasado epónimo que confiere regia dignidad a toda la estirpe del teatro. Yo era de esa estirpe de nobleza y cuando le veía en el cine, en televisión o en el teatro ahí estaba yo también, con él. Por su presencia yo experimentaba el orgullo del linaje porque él era El Actor que estaba ahí, con esa calidad e intensidad de presencia que otorga siempre dignidad a todo lo que hace, por insignificante que fuera la función, la serie o la película. Su autoridad emanaba del misterio grande y radiante del actor: la presencia. Y además, Fernando Fernán-Gómez tenía el don para expresarla. Es normal que ante alguien así experimente uno la fantasía o la conciencia imperceptible pero cierta de su inmortalidad. Fernando es un mito y un mito siempre es inmortal.

Tuve la suerte de pisar el escenario junto a él en Alicante con motivo de un homenaje que se le hacía al insigne dramaturgo español contemporáneo. Yo representaba su versión de Lazarillo de Tormes (que aún hoy después de 16 años sigo representando en gira por todas partes). Al final de la función hube de sacarle a escena para que dijera unas palabras. Yo tenía miedo porque nunca se sabe por dónde puede salir Júpiter blandiendo el rayo, ante el atrevimiento osado de alguno de sus cachorros: se me ocurrió eliminar cuatro o cinco páginas de su versión para sustituirla por una especie de entremés o "descanso" de mi propia cosecha compartido con el público donde yo improvisaba chanzas y chascarrillos varios (siempre anécdotas sobre mis experiencias haciendo esta misma obra por esos pueblos de Dios) que el público celebraba gozoso con frecuentes ovaciones y risas.

Cuando le recogí entre cajas me cambió el paso. Sentí el peso de sus pies sobre las tablas como una plomada. A su lado yo era una plumita que flotaba inconsistente. Tuve la conciencia cierta de lo que es andar y pisar de verdad un escenario. Su rostro era una máscara. Los ojos azules profundos no dejaban traslucir nada. Cuando llegó a la "corbata" hizo una pausa. Un enigmático abismo que el público saludó con respetuoso silencio: "De esta obra", dijo, "de esta obra que acabamos de ver [yo temblaba], de esta obra lo que más me ha gustado ha sido el descanso". Al unísono el público soltó la carcajada, aplaudió y yo respiré al fin con alivio. Júpiter se mostró favorable al cachorro.

Era grande, pero noble y generoso. Jamás lo olvidaré. Transmitía un secreto en la acción sin palabras. El fuego sagrado del teatro. Gracias, Fernando, los dioses viven siempre. Esta muerte es tu última victoria. De momento.


El tiempo del escritor

JAVIER RIOYO 22/11/2007

Había crecido en un mundo que parecía una novela costumbrista. Se acostumbró a vivir cada día como un personaje de una novela, de una obra que transcurría entre la irrealidad del teatro, el mundo del cine, la vida del café y las fugas en un mundo injusto y puñeteramente divertido.

El escritor Fernando Fernán-Gómez, premio Príncipe de Asturias de las Artes y las Letras, premio Nacional de Teatro, premio Lope de Vega, finalista del Planeta, académico de la Lengua, no ha sido el escritor que pudo ser porque su vida de actor, de director teatral y cinematográfico, le robaron el tiempo del escritor que pudo haber sido.

Pertenece a una generación que tuvo en el Café Gijón su lugar de vida, de tertulias literarias, de escribir, beber y ligar. Un lugar literario que frecuentó desde los oscuros años cuarenta hasta los abiertos años sesenta. Allí conoció los tiempos de la Juventud Creadora de García Nieto, las visitas de los consagrados Gerardo Diego o Eugenio Montes y la llegada de los jóvenes, sus contemporáneos, la generación de los "niños de la guerra". Fernán-Gómez, que sin querer estaba en el grupo de los mayores, miraba con envidia a aquellos jóvenes que le parecían existencialistas a la madrileña. Se llamaban Ignacio Aldecoa, Jesús Fernández Santos, Alfonso Sastre o Rafael Azcona. Los admiraba, siempre admiró a los escritores, a los poetas y no tardó en hacerse amigo de muchos de ellos. Con su anónima generosidad ayudó a crear y mantener el Premio de Narrativa Café Gijón. Entre sus mitologías de café se cuenta que, sin que nunca lo supiera uno de los supervivientes del teatro y el humor, el relegado autor Jardiel Poncela recibió durante un tiempo dinero de un anónimo admirador. La generosidad oculta de Fernán-Gómez que conocen muy bien quienes han sido sus amigos estaba detrás de aquel sobre.

En aquel café se mezclaban "monárquicos, republicanos, católicos, comunistas, anarquistas, tecnócratas y hombres que acababan de dejar en el armario la camisa azul y la pistola", en ese lugar donde se refugiaban los "enchulados de la violencia cuando no sabían dónde descargar sus palos de ciego", decidió que él también sería escritor. Y lo fue entre otras razones porque allí pasó muchas horas de vida, charlas y discusiones literarias. Un lugar en el que un autor como Buero Vallejo parecía el apuntador de una tertulia, donde Cela sentenciaba y Mercedes Fórmica se separaba de su pasado de camisa azul, era un buen lugar para observar la vida y contarla.

Tardó en escribir, pero con Las bicicletas son para el verano -que empezó siendo un guión radiofónico- consiguió todos los reconocimientos como autor teatral. Y entre sus novelas, casi siempre alimentadas de su vida, de la memoria de su vida de cómico, de hijo de cómicos, hay que destacar El viaje a ninguna parte, después llevada al cine. Con El mal amor fue finalista del Premio Planeta del año 87. Y son destacables sus novelas de la memoria, de un costumbrismo pasado por el descreído culto que fue, La Puerta del Sol, El tiempo de los trenes, Stop o El vendedor de naranjas.

Fue desde muy joven un poeta oculto. Apenas publicó algunos poemas en alguna revista. Había sido un gran lector de poesía y eso se deja ver en su antología, El canto es vuelo. El gran libro de Fernán-Gómez, del escritor que se entretuvo con la vida y sus actuaciones, sin duda son sus tomos de memorias El tiempo amarillo.














Mucho más que un señor muy pelirrojo

DIEGO GALÁN - Madrid - 21/11/2007

Ha muerto Fernando Fernán-Gómez. Uno no quiere creerlo, ni acostumbrarse a estar sin su talento, su sentido del humor, su experiencia, y el constante derroche de ingenio y discreción que él mezclaba sabiamente con un implacable sentido de la lógica. Fue singular en el cine, la novela, el teatro, la televisión.., pero sobre todo fue grande como persona. Un tipo excepcional. Se nos acaba una época.

No le gustaba envejecer si ello suponía sentirse mal, pero no echaba de menos su juventud, cuando no era apolíneo ni siquiera guapo, sino desgarbado, pelirrojo, con una narizota imposible, y una voz severa. “No me noto ahora más feo que cuando era joven”, decía, argumentando que es una suerte no poder añorar lo que no se ha tenido. No se correspondía su físico con la imagen del típico galán joven de los años cuarenta, en que comenzaba su carrera de actor, pero poco a poco se hizo un lugar en la pantalla. El tiempo le fue aportando dominio y cierto porte, y ya de mayor, acaparó la atención de los directores más jóvenes, deslumbrados por su talento como actor, y de hombre sabio.

Lo que le molestaba a Fernán-Gómez eran la algarabía y la estupidez. Hombre de palabra, de palabras, se sentía cómodo rodeado de amigos con quienes compartir la vida. De ahí le vino su merecida fama de buen tertuliano. Estar con él era un privilegio, incluso cuando en los últimos años sus dolencias le quitaban brillo en la mirada o rotundidad a la voz. Siempre le surgía una observación aguda, una anécdota significativa, o una curiosidad inocente. Años atrás, él lo decía a menudo, también le había gustado la vida de noche, cuando ésta era tranquila, y se podía alternar en cabarés con putas de lujo, y naturalmente con amigos. Digan lo que digan, Fernando Fernán-Gómez fue exquisito con los demás, conservó siempre las buenas formas de un hidalgo de otros tiempos; tiene maldita gracia que ahora se le recuerde más por algún exabrupto de cascarrabias que por su delicadeza permanente. Tenía estilo.

Fernando se avino a casi todo en su carrera de actor. Era dócil y aceptó cualquier oferta, siempre que no le obligara a ejercicios físicos insoportables para él. Y al mismo tiempo, fue un artista empeñado en abrir puertas para que se fueran a tomar vientos la mojigatería y cualquier atisbo de poder. Creía en el hombre libre de ataduras y lo pregonaba. Ha dejado obras magistrales, como El extraño viaje en cine, Las bicicletas son para el verano en teatro, Juan Soldado en televisión, El tiempo amarillo, su autobiografía, en libros, en las que se respira la búsqueda de la libertad, de la utopía. Le tocó en mala suerte vivir la guerra, la posguerra, la dictadura, “todo era entonces un esperar, esperar, esperar…”, y luego vino la democracia, que él no llegaba a aceptar del todo, como el ácrata que siempre fue. Uno de sus lemas era dudar de cuanto digan los poderosos. "Yo me considero ya un contemplador de la vida, vivo de mis memorias y de las memorias de otros".

A menudo discutía con su amigo Eduardo Haro Tecglen; seguro de que él sería quien en este periódico escribiera su necrológica, le confesó: “No todos los días, pero sí con mucha frecuencia, me digo: Oye, Fernando, no te empeñes en pensar en tu porvenir, no te esfuerces en pensar en lo que debe ser. Todo lo más, y si es para entretenerte, piensa en lo que ha sido, porque lo que ha sido ya está hecho, piensa que así ha sido, y santas pascuas. De modo, Eduardo, que no hay más allá, no podemos arreglarlo”. Rotundo Fernán-Gómez.


Razones para quererlo

Elvira Lindo 25/11/2007

Se me saltaron las lágrimas. Yo, que no lloré cuando murió, porque estaba en Nueva York y allí su muerte se diluyó en la irrealidad de otra vida, me sorprendí a mí misma emocionada, dos años más tarde, al ver una imagen suya, de niño, en un libro de Alfonso. "El periodista don Eduardo Haro", dice el pie de foto, "y su hijo". Su hijo, el que sería luego Haro Tecglen. Una criatura de unos siete años, aún inocente de sí mismo, aún libre de su propia peripecia. Creo que en ese momento olvidé algunas de nuestras diferencias, me libré de su sarcasmo hiriente y se quedó reinando en mi corazón lo más valioso de la que fue, estoy segura, una amistad: las mañanas en la radio, su devoción por aquel Manolito que escuchaba con su hija Yamila, algunas cenas en Casa Perico. Verlo en aquella foto de los años treinta, tan vulnerable como cualquier niño, me hizo presentir aquella otra parte de la vida que arrastran todos aquellos que fueron criaturas de posguerra. El temible Haro era un hombre al que ibas a matar, pero al que finalmente no matabas porque de pronto él mismo anulaba la tensión que había provocado con una manifestación de afecto. De aquellas cenas nació otra amistad. Haro, o el tío Eduardo, como yo le llamaba, nos trajo a la mesa a sus dos mejores amigos, Emma y Fernando. El mejor regalo que nos hizo el columnista. Yo, a Fernando lo había adorado desde niña. Respiraba su gracia en las viejas comedias, y en mis shows caseros de niña cómica imitaba su voz repitiendo los diálogos de una película que me fascinaba: Adiós, Mimí Pompón. Tanto debí de estirar la gracia que en mi casa me acabaron llamando Mimí. Luego lo he adorado por muchas razones, algunas están a la vista de todo el mundo. En eso pienso ahora, cuando, como tantos otros, espero mi turno para leer un poema suyo en el teatro Español. El tango Caminito de fondo, el cuerpo del hombre que fue Fernando en el centro del escenario y los suspiros de los cómicos a modo de oración laica. Pienso en mis razones para quererlo, que compartiré, seguro, con muchos lectores:
La voz, esa voz con la que leyó el prólogo del Quijote una noche en la Residencia de Estudiantes; la voz que leía en un audiolibro El viaje a ninguna parte y con la que mi hijo se dormía cuando era chico; la voz atemorizante y la voz tiernísima de alguna madrugada en su casa; los ojos azules, grandes, los ojos que daban susto y los ojos que daban abrigo, ojos de hombre joven y sexual, a pesar de los años; su pelo, pelirrojo en un país sin pelirrojos; su rareza física, que le hizo muy atractivo para las mujeres, aunque él coqueteara con la idea de haber sido un hombre feo; su conversación, esas extravagantes afirmaciones que desgrana en la película de Trueba y Alegre, y que te hacen desear que ese hombre siga contando; su falta de impostura, algo que deberíamos aprender todos los que hablamos públicamente, pero más los nuevos cómicos, los de ahora, esos de fama excesiva que sin haber aprendido a actuar en el cine actúan desmedidamente en la vida real; su amor por la pronunciación, por decir los diálogos para que el público los entendiera, al contrario de ese balbuceo naturalista tan en boga; su amor a la libertad individual, la que le fue concedida gracias a vivir en un mundo de cómicos; su voluntad de ser un hombre formado; la entrega a su oficio, como si fuera un carpintero bien disciplinado que se levanta por las mañanas y hace una mesa, una silla, lo que toque; su escasa propensión a hacerse el gracioso, a pesar de ser el centro de las reuniones; la irritación que le producía la estupidez; su pelo, que parecía fosforescente; la fidelidad a sus amigos; la necesidad de que le tomaran en serio siendo un cómico entre los intelectuales y un intelectual entre los cómicos; la compasión con la que retrató a los cómicos de la legua; la admiración con la que se le oía hablar de sus compañeros (no es algo tan habitual); el rechazo a ese desprecio que practican los ignorantes; su amor por un lujo de porche con columnas; sus preocupaciones económicas de niño pobre; su amor por las mujeres; su talento para escribir diálogos, su talento para decirlos; su falta de pudor para hablar del fracaso; la reivindicación furiosa de que se le tuviera respeto en esta época en la que cualquier imbécil se te sube a la chepa; su forma de escribir, clara, precisa y sentimental; su falta de pretenciosidad; la inseguridad con la que entró en una Academia en la que otros ingresan tan sobrados. La inteligencia. La sonrisa avergonzada que le provocaban comentarios como el de Emma Penella, que en la cena en su honor que le brindó la Academia de Cine le dijo algo así como: "Fernando, Dios te ha dado muchos dones, todo lo haces bien; pero, hijo mío, qué carácter tienes". El hechizo que provocaba su presencia, el que provocó en mi hijo. El niño se quedó mirándolo toda una noche porque aquel hombre no era real, parecía sacado de un cuento. Y a esa magia contribuía la mujer que añadió encanto a su encanto, Emma Cohen. En eso pienso mientras la veo, a Emma, con la sonrisa de los tristes, colocarme en el atril las hojas del poema que voy a leer de Fernando, como si con esa pequeña tarea pudiera borrar el hecho tremendo, la muerte. –


Más que un hombre, todo un género

CARLOS BOYERO 22/11/2007

La última vez que escuchamos esa voz inconfundible, clavando cada palabra, interpretando un texto con apabullante magisterio, creando atmósfera, fue hablando de las esencias y los rituales del fútbol en anuncios publicitarios al servicio de una cerveza. Un año antes le vimos, pero sobre todo le escuchamos con la boca abierta, en el impagable documental (o lo que sea) La silla de Fernando, haciéndonos el perdurable regalo de hablar con sabiduría, humor, sarcasmo, transgresión y gracia de su relación con el alcohol y con las mujeres, la vida nocturna y los pecados nacionales, el teatro y el cine, la guerra y la posguerra, las patrias y la religión.

Por mi parte, sentí una envidia monstruosa hacia sus amigos, la desolación de no haber tenido la oportunidad de escuchar en vivo y en directo a ese narrador y conversador excepcional, a una inteligencia superior expresando su libre y experimentada visión de las personas y las cosas.

La muerte de Fernando Fernán-Gómez va mas allá de la desaparición de un actor tan identificable como excelso, de alguien que imprimía verdad y complejidad a cualquier personaje que interpretara, del creador de algunas de las películas más inquietantes y conmovedoras del cine español, de un articulista y escritor tan personal como inagotable.

Desaparece un insustituible símbolo de la mejor cultura, una opinión con poder legitimador, anticonvencional y brillante, heterodoxa y libertaria. Ese concepto tan enfático, patriótico, de pompa y circunstancias, denominado una tragedia nacional, adquiere significado, realidad y sentido constatando que ya sólo nos queda el legado de Fernando Fernán-Gómez en los vídeos, los libros y los DVD, que ha desaparecido una persona que formaba parte de las mejores señas de identidad para mucha gente de este país. Me gusta ver y escuchar al actor Fernán-Gómez en blanco y negro y en color, en películas alimenticias o prestigiosas, en las que sólo aportaba su profesionalidad y en las que parecía sentirse implicado, en comedia y en drama, en personajes bondadosos o malvados, en faceta cómica y en faceta trágica, metiéndose en la piel del hombre de la calle o dando vida a gente excepcional, exteriorizando e interiorizando, histriónico o cotidiano, pintoresco o desamparado, parlanchín o receptivo, castizo o intimista, ganador o perdedor.

No recuerdo ninguna decepción con él, aunque el guión o la película fueran infames. Me ocurría lo mismo que con José Isbert, con Marcello Mastroianni, con Robert Mitchum, con Cary Grant. Su presencia siempre es gratificante, desprende autenticidad, está por encima del bien y del mal. Pero voy a recordarle siempre con mucho agradecimiento por su creación de tres ancianos memorables. El tan sabio como cálido de Belle époque, el maestro humanista, librepensador y finalmente masacrado de La lengua de las mariposas y el moribundo enloquecido y obsesionado con ajustar torturadas cuentas con su pasado de En la ciudad sin límites.

Pero inevitablemente soy selectivo con las películas que dirigió. Hubo de todo e imagino que cualquier cosa que llevara la firma de talento tan poderoso se presta a la revisión o a la sorpresa. Cada vez que me he topado con La vida alrededor y La vida por delante me confirman que son inteligentes y agridulces. El mundo sigue se parece demasiado a la vida y continúa provocando cierto malestar y miedo. Refleja el color grisáceo o tirando a sombrío de una época ingrata, gente frustrada o mezquina, sueños y esperanzas definitivamente rotas.

Te asombra cómo es capaz de mezclar esperpento y realismo, humor negrísimo y piedad subterránea, costumbrismo sórdido y perversión fetichista en esa película inquietante y admirable titulada El extraño viaje.

Existen toneladas de comprensión y de sentimiento en ese emotivo y desolado retrato de perdedores que viajan incansablemente a ninguna parte, de la patética supervivencia y el doloroso anacronismo de los cómicos de la legua.

Empieza a resultarme esquemático o superfluo analizar los múltiples dones de este hombre renacentista. Se ha muerto Fernán-Gómez. Todo el mundo sabe lo que eso significa y está de luto. Era uno de los tres más grandes. Nos quedan Berlanga y Azcona.

Luto por un caballero del XIX

R. G. / I. L. - Madrid - 22/11/2007
Desolación. Era el sentimiento que ayer invadía no sólo a los profesionales del cine, que unánimemente reconocían en Fernando Fernán-Gómez la figura de un maestro, sino al mundo de la cultura. Víctor García de la Concha, director de la Real Academia Española, indicó que, hace algún tiempo, le pidió por carta que se pusiera su plaza en discusión y se aceptaran candidaturas porque él ya no podía ocuparla; su salud estaba muy quebrantada: "Esto da idea de su extremada delicadeza; Fernando, al contrario de la imagen que se daba de él, era una persona delicadísima que dentro de la institución siempre mantuvo una actitud de imborrable caballerosidad".

Para Alejandro Amenábar, "ha sido el mejor actor que ha tenido nunca el cine español, alguien capaz de interpretar con pasmosa naturalidad lo que decía el guión, entre otras cosas porque entendía mejor que nadie lo que leía. Fue también un grandísimo director y escritor, un referente fundamental para entender la cultura española del siglo XX... Aunque, como oí alguna vez, parecía un caballero del diecinueve". Era "el más grande", según Fernando Trueba. "Es la persona que más me ha hecho reír. El genio más grande de la conversación. La idea de no poder volver a escucharle me resulta muy jodida. Me siento un absoluto privilegiado por haber trabajado en dos ocasiones con él, en El embrujo de Shanghai y en Belle Époque".

"Fernando fue eterno antes de morir", dijo Pedro Almodóvar. "En mi filmografía hay muy pocos personajes mayores masculinos, afortunadamente cuando me salió uno en Todo sobre mi madre, a pesar de su brevedad, Fernando accedió a hacerlo. Es uno de los mejores regalos que he recibido como director".

Marisa Paredes acogió conmocionada la noticia. "Ha sido uno de los amores de mi vida y, desde luego, el amor de mi adolescencia. Me ha marcado a mí y a todos los actores de mi generación, por su amor por la profesión, su sentido del humor rotundo y su sabiduría". Alfredo Landa recordaba cómo su "admiración y cariño" por Fernán-Gómez se acrecentaron durante los dos meses de rodaje de la versión italiana de Marcelino, pan y vino, que dirigió Luigi Comencini en 1992. "Era un asombro. Hablar con él era la felicidad. Era inteligente, sensato, honesto a más no poder, gracioso, con un sentido del humor fuera de serie. Era completo".

La actriz Penélope Cruz fue dos veces su hija en el cine: "Vivíamos muy cerca y en estos últimos años, a veces nos reuníamos en su casa para merendar y ese ángel llamado Enma Cohen nos ofrecía la mejor tortilla del mundo. Yo siempre salía de su casa siendo muy consciente de lo privilegiada que era por poder tenerle como amigo", recordó la actriz por correo electrónico desde Los Ángeles.

A la presidenta de la Academia de Cine, Ángeles González Sinde, le sorprendió la noticia en pleno rodaje de su última película. "Es una persona irremplazable, no sólo en la historia del cine, sino de la cultura española. Es difícil hacer tantas cosas tan bien".

Para Álex de la Iglesia, Fernán-Gómez era la persona más importante de la cultura en España. "No solo ha sido el mejor actor, también fue el mejor director, el mejor novelista. Todo lo que hizo fue esencial y excelente".

José Luis Cuerda, que dirigió a Fernán-Gómez en dos ocasiones -La lengua de las mariposas y Así en la tierra como en el cielo- destacó también su figura como "cumbre de la cultura española" y evocó con emoción los rodajes: "De todos los planos que pudimos filmar, que serían 700 u 800, cuando a mí se me ocurría proponerle algo -lo que sucedió en poquísimas ocasiones- siempre me decía lo mismo: 'Voy a intentarlo, José Luis'. Y yo me emocionaba. ¿Cómo que lo iba a intentar? ¡Lo clavaba!".
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Pedro Almodóvar

El director manchego ha destacado en un comunicado que con el fallecimiento de Fernando Fernán-Gómez desaparece "un artista completo e irremplazable" que "no sólo brilló como actor" sino que también "fue un director esencial tanto en cine como en teatro" y de quien destacó la "eficacia y excelencia" que imprimió a todos sus trabajos y su "versatilidad sin límites". Almodóvar destaca que Fernán Gómez representa "la historia del cine español desde sus inicios hasta nuestros días" y no sólo por su "presencia constante" sino por la "eficacia y excelencia de todos sus trabajos".

Una vida en fechas

- 1940 Debuta en el teatro a las órdenes de Jardiel Poncela.

- 1945 Participa en Domingo de carnaval, de Edgar Neville.

- 1950 Protagoniza Balarrasa, de Jose Antonio Nieves Conde.

- 1951 Protagoniza Esa pareja feliz, de Luis García Berlanga.

- 1952 Dirige su primer largometraje, Manicomio.

- 1964 Dirige la película El extraño viaje.

- 1973 Protagoniza El espíritu de la colmena, de Víctor Erice.

- 1976 Gana el Oso de Plata en Berlín por El anacoreta.

- 1978 Premio Lope de Vega por Las bicicletas son para el verano.

- 1979 Trabaja en Mamá cumple cien años, de Carlos Saura.

- 1987 Gana cuatro Premios Goya: tres por El viaje a ninguna parte y un cuarto por Mambrú se fue a la guerra.

- 1989 Premio Nacional de Cinematografía.

- 1990 Publica su autobiografía El tiempo amarillo.

- 1992 Goya al mejor actor por Belle époque.

- 1995 Gana el Príncipe de Asturias de las Artes.

- 1997 Elegido miembro de la Real Academia Española.

- 2004 Oso Honorífico en Berlín.

- 2006 David Trueba y Luis Alegre estrenan La silla de Fernando, filme basado en una conversación con él.